Vaca Muerta: lo que los noruegos tienen para enseñar

Enseñanzas sobre una experiencia exitosa en un pequeño libro del gobierno noruego. Building a skilled national offshore industry. The Norwegian experience advierte sobre las peligrosas implicancias de lo que denomina "plata caída del cielo" y aquello que los economistas llaman "la paradoja de la abundancia": la renta producida por la explotación de grandes recursos energéticos. Una lección para los desafíos que representa Vaca Muerta.

"El destino para los países que han descubierto grandes yacimientos de petróleo parece no ser en general la prosperidad, sino conflictos políticos y problemas económicos de largo plazo", sostiene el trabajo de Helge Ryggvick, del instituto de Tecnología, Innovación y Cultura de la Universidad de Olso, publicado por el ministerio de Relaciones Exteriores. La vocación de los noruegos es docente y buscan que su audiencia aprenda de lo que denominan una experiencia petrolera "rica en historia real".

El estudio fue hecho en conjunto por la confederación empresarial noruega y su contraparte de Brasil (CNI, la UIA de Brasil) a partir del hallazgo de los yacimientos presal de la plataforma marítima brasileña. Sin embargo conviene leerlo aquí. "La experiencia noruega en toda su complejidad está llena de lecciones de las que otros deberían beneficiarse. Acontecimientos afirma donde personas, grupos sociales, sectores de la industria, un entorno tecnológico y fuerzas políticas activas intervinieron y cambiaron el rumbo del desarrollo de país".

El libro cita un artículo ya célebre del Nobel Joseph Stiglitz en The Guardian sobre el descubrimiento de nuevos recursos naturales en Africa, en el que aconseja a países en desarrollo, entre otras decisiones: desarrollar leyes e instituciones; no aceptar el argumento de que deberían dejar toda la actividad en manos extranjeras y ajustarse a cobrar impuestos; entrenar mano de obra local y desarrollar pequeñas y medianas empresas proveedoras que intervengan en toda la cadena de valor de la industria.

La impresión que deja el estudio es que los noruegos se han movido siempre delante de los acontecimientos. Los consejos más bien recientes de Stiglitz fueron en realidad los pilares de la industria noruega de hidrocarburos, que ya tiene 35 años. En un sector dominado por multinacionales, Noruega consiguió desarrollar una fuerte industria local que participó primero en toda la cadena de la producción offshore para llegar en la última etapa a un altísimo grado de especialización que la llevó "al corazón tecnológico de la industria petrolera". Ahí permanece hoy.

La experiencia petrolera noruega se remonta a finales en 1969 con el hallazgo de un yacimiento en el campo Ekofisk, en el Mar del Norte. Es conocida comúnmente bajo el concepto de contenidos locales y reconoce dos etapas bien diferenciadas. La norueganización fue prioridad hasta finales de los 80: Noruega se impuso la meta de "conquistar todos los campos involucrados en la tarea de producir petróleo". A partir de los 90 y con el cambio de época, hubo un giro, tanto en la política noruega como en las estrategias de las propias compañías. Aunque también se conservaron elementos propios de la etapa más proteccionista, empresas y proveedores decidieron internacionalizar sus actividades "y las fronteras entre lo público y lo privado se hicieron más difusas".

En esos años hubo una reconversión de la industria proveedora local, que avanzó hacia el campo tecnológico. "Una parte significativa de la tecnología necesaria para extraer petróleo y gas estuvo (y está) en la industria de proveedores noruegos", dice Ryggvik. Si bien este giro redujo la participación noruega en la creación de riqueza, en 2009 la industria petrolera de servicios representaba el 29% del total de los ingresos por exportaciones, sin incluir petróleo y gas.

¿Se puede replicar el modelo en la Argentina, que ya tiene un largo recorrido en la industria petrolera? Hay diferencias. Por empezar, la explotación offshore es de las que más inversiones demandan, más incluso que la de hidrocarburos no convencionales, como Vaca Muerta. Y su producción es mucho más importante: una canilla abierta al máximo frente a un hilito de agua. Igual, hay lecciones para aprender.

Dante Sica, director de la consultora abeceb, asegura que si bien la Argentina tiene una base industrial importante, "está desactualizada". "Diez años de crecimiento no mejoraron la integración", dice Sica, aunque anticipa la llegada de nuevas olas de inversión con la industria del shale. "Ya se está desarrollando un sector vinculado a los servicios en la región, pero se necesita más inversión en bienes de capital. La extracción no convencional demanda equipamientos, logística, tecnología. Hay que consolidar el aparato industrial y tecnológico de la Argentina para enfrentar esta oportunidad brutal".

El economista Nicolás Gadano, especialista en la industria de los hidrocarburos, advierte que ya hubo experiencias de apoyo a proveedores, pero que han sido "verdaderas transferencias de renta a otros sectores". Aunque cree que puede tenderse a una integración, no por la vía de subsidios o reducción de costos, "sino por la de la previsibilidad". Gadano es un admirador de la experiencia noruega en todas sus facetas y cree que la Argentina debe aprovechar su potencial tecnológico y científico en la industria de los hidrocarburos. "El shale es una actividad de aprendizaje. Se puede avanzar en esquemas nuevos, nuevos procedimientos, patentes y arrastrar a empresas de tecnología y proveedores a Vaca Muerta".

El trabajo de los noruegos aborda cuestiones vinculadas a las regalías, ingresos, competencia, regulaciones y subsidios por las que pasó y pasa la industria petrolera. Pero también habla de su futuro. El debate actual está orientado hacia la política de inversiones en momentos en que está declinando la producción. "Noruega tiene un colchón para enfrentar un proceso de transición", dice el estudio: el fondo de inversión más grande del mundo, proveniente de los ingresos petroleros, que acumula un valor de más de 800 mil millones de dólares con inversiones en más de 8.000 compañías de unos 80 países y un rendimiento de 5,7% anual.Se puede seguir el contador en www.nbim.no. Impresionante.

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