Un mercado de capitales para ahorrar en m2, petróleo o canastas de productos

Las dificultades de financiamiento externo y la escasez de divisas agravada por el fallo del juez estadounidense Thomas Griesa, así como sus previsibles consecuencias sobre la economía real, hacen que la necesidad de un mercado local de capitales desarrollado y profundo deje de ser un enunciado teórico y pase a convertirse en un requisito sustancial e impostergable de la política económica argentina.


Aunque no lo parezca, este objetivo es posible de alcanzar en un plazo relativamente corto. Y contribuirá a mantener un ritmo de crecimiento sostenido garantizando el nivel de empleo, en momentos en que la Argentina enfrenta la paradoja económica de ahorro-inversión que la ha caracterizado durante décadas.


Esta paradoja se expresa, por un lado, en un alto nivel de ahorro interno y el por otro, en la escasez de recursos y divisas para el financiamiento de la actividad económica.


Se presenta entonces la situación en la cual los particulares no encuentran formas de invertir sus ahorros en pesos, y simultáneamente, las empresas pueden verse obligadas a recurrir para financiarse, a operaciones con costos desmesurados (superiores al 60% anual), ya sea por carecer de la formalidad mínima requerida por la normativa bancaria o del mercado de capitales; o, lisa y llanamente, por desconocimiento de otras alternativas.


A mediados de 2014 los argentinos poseían ahorros bajo diversas formas de activos financieros domésticos por un monto estimado de $903 mil millones de pesos, de los cuales $ 588 mil millones se encuentran en el sistema financiero en plazo fijo y otros depósitos; $ 315 mil millones en activos del mercado de capitales.


Si a este ahorro se le suma el ahorro fuera del sistema, de unos $1.198.000 millones, concluimos que el ahorro total de los argentinos asciende a un mínimo de 2.100 mil millones de pesos argentinos, dado que no se están teniendo en cuenta las tenencias de deuda soberana. El tema es cómo canalizar todo este ahorro en forma productiva.


Parte de dicho ahorro tiene como contraparte el financiamiento de empresas y proyectos productivos. Por ejemplo, los fideicomisos financieros y las obligaciones negociables (ON) emitidas bajo el régimen de oferta pública van a financiar inversiones en capital de trabajo ó de capital destinados a la economía real. En el caso del sistema bancario, sólo un 37% de los depósitos mencionados van como crédito al sector privado no financiero (SPNF) a junio del 2014.


Un cambio que ahora debe tenerse en cuenta es que a partir de la nueva Ley del Mercado de Capitales 26.831 y de las iniciativas de la Comisión Nacional de Valores (CNV) en materia de diseño de instrumentos financieros, se abren posibilidades concretas y ventajosas para el ahorro e inversión con contrapartidas en la producción de bienes y servicios.


Dichos instrumentos son aplicables a cadenas de valor de diversas industrias, tales como petróleo y gas, láctea, frutícola, vitivinícola, tabacalera, automotriz, así como el ahorro en metros cuadrados (M2) de vivienda a través de fideicomisos inmobiliarios con oferta pública.


En este sentido, la Resolución CNV Nº 623/13 otorga un marco normativo para organizar fideicomisos financieros para la construcción de viviendas, a los cuales puedan tener acceso los inversores minoristas. Al haber sido diseñados para la oferta pública, estos instrumentos incluyen mecanismos que aseguran, a diferencia de los fideicomisos privados, la transparencia en costos y calidad para el inversor, así como en los aportes previsionales y tributarios para el Estado.

Mayor oferta

La CNV plantea la continua diversificación de instrumentos financieros, tales como la creación de fondos de inversión directa, fondos de innovación tecnológica, pagarés de diversas categorías y objetivos (plazo, tasa, emisor, garantía), obligaciones negociables Pyme y la revisión del régimen Pyme para motorizar en mayor medida a este segmento de empresas.


Este proceso de desarrollo tiene por objetivo un mercado de capitales amplio y transparente, en el cual nuevas empresas recurran a la apertura de su capital, con la consecuente reducción de su costo de financiamiento, generando una opción en moneda local para el ahorro doméstico que hoy no es totalmente aprovechado en forma productiva.


Otra ventaja relevante de la apertura del capital de las empresas locales, es que el mismo constituye un trampolín a inversores regionales.


Por último, la Comisión Nacional de Valores cuenta con capacidades de asesoramiento institucional para inversores y empresas que opten por el mercado de capitales, a través de las novedosas formas de ahorro y de financiamiento mencionadas previamente.

Temas relacionados
Más noticias de Mercado de capitales
Noticias de tu interés